“Estás más delgada”
“Estás más gorda”
“Deberías de arreglarte más”
¿Te es familiar alguna de estas frases”?
A veces ni siquiera se trata de que tengas una baja autoestima. Puede que tú estés contenta con tu cuerpo, pero quizá sea tu entorno quien comienza a opinar sobre él.
Empiezas a compararte, a preocuparte…
De donde no había un problema, surgen las inseguridades. Y donde ya había inseguridades, surge la baja autoestima e incluso la depresión.
¿Hasta dónde permites que los demás opinen sobre tu aspecto físico?
No acepto mi cuerpo
En ocasiones los demás proyectan sus propios miedos y complejos en los más cercanos. En nosotros. Y nosotros, lo hacemos propio.
Cuando en ningún momento nos pertenece.
Me refiero a que puede ser que seas consciente de que una parte de tu cuerpo no te entusiasme (pero la aceptas como parte de un todo), pero que lo que en realidad te haga daño sean los comentarios de los demás, que te dé miedo el rechazo de los demás.
Gestionar un rechazo no es fácil (lo veo frecuentemente en mis pacientes), pero déjame preguntarte algo: ¿merece la pena tener cerca a una persona que no te acepta como eres, a alguien que le da más importancia a un aspecto concreto de tu físico que a todo tu ser?
¿Qué significa aceptar mi cuerpo?
Cuando te hablo de la aceptación del cuerpo, no quiero decir que sí o sí ha de gustarte cada parte de tu cuerpo.
No pasa nada porque pensemos que nos gustaría tener, por ejemplo, menos barriga o los labios más grandes. Lo importante es que no rechaces mirarte al espejo.
¿Te sueles mirar al espejo contemplándote o quizás lo evitas?
Aceptar nuestro cuerpo significa que no TENEMOS que ser perfectos, ni iguales a los demás.
Cómo aprender a aceptar tu cuerpo después del embarazo
Tomar consciencia de nuestro cuerpo, de nuestra realidad es el primer paso para aceptarnos (y querernos).
Si acabas de salir de un embarazo, ¿no crees que es lógico que tu cuerpo sea distinto al de antes de estar embarazada? ¿No es precioso que gracias a esos cambios hayas podido convertirte en madre?
Piénsalo así. Da las gracias a tu cuerpo por haberte ayudado a tener a tu hijo hoy contigo, en tus brazos.
Y si ahora no tienes tiempo para hacer deporte, no te presiones.
Puedes trabajar otros ámbitos que te permitirán, poco a poco, aceptar tu cuerpo: cuidar tu alimentación, dedicar 5’ a tu rutina facial…No olvidarte de tu autocuidado.
Son varios los aspectos que podemos tener presente para pasar de “no acepto mi cuerpo” a “me quiero tal y como soy”.
Autocuidado
Conócete
¿Qué te gusta? ¿Con qué disfrutas?
¿Parece simple verdad?
Pero no reflexionamos sobre ello y esto hace que cada vez estemos más desconectados de nosotros mismos.
Frena
No tienes que ser mejor que nadie, no tienes que compararte con nadie, no tienes que hacer NADA.
Solo para y FRENA.
La sociedad nos marca unos ritmos muy acelerados imposibles de alcanzar, no tenemos (ni es sano) llevar esa velocidad.
Permítete llevar tu propia velocidad. Tú eres el marinero de tu barco, decide hacia dónde navegas. El mar no te pertenece, déjalo que lleve su curso.
¿Hasta cuándo?
La casa, el trabajo, la familia, los amigos y un laaaaaargo etcétera.
¿Y tú para cuándo?
A veces nos convertimos en globos: vamos acumulando preocupaciones de los demás y las propias y así vamos esquivando el flujo de la vida. Pero ser globo supone un peligro y es que cualquier cosa nos hace explotar.
Es normal que te preocupes por los demás.
La clave es ver qué herramientas tienes propias para OCUPARTE sobre ese asunto.
El autocuidado nos permite ser consciente de nuestras herramientas propias y la que nos gustaría alcanzar.
Te lo mereces
Te mereces dedicarte tiempo a ti.
Desconectar. Descansar.
Dedicar un tiempo a cuidarse y mimarse es esencial para mantener un buen estado de ánimo.
Autoestima
Está muy de moda decir: “tengo baja autoestima“ o “tengo la autoestima por las nubes”.
Pero, ¿sabemos realmente cómo se construye y cuál es tu papel activo sobre ella?
Profesores, amigos, familia…influyen sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos.
–Elige de quién te rodeas
“Recordad que la naturaleza nos ha dado dos oídos y una boca para enseñarnos que vale más oír que hablar”. Esta cita del filósofo griego Zenón de Elena nos puede hacer reflexionar sobre la importancia de escucharnos a nosotros mismos y el porqué de nuestros actos.
La crítica constructiva siempre es bienvenida, pero la que se hace con el objetivo de hacer daño, no.
Y si miramos más allá…
Cuando hablamos de los demás, de sus fallos, de su físico o de su vida solo estamos hablando de nuestros verdaderos miedos.
“Laura ha engordado”.
Y yo te pregunto: ¿por qué te fijas en eso? ¿Qué valor tiene el aspecto físico para ti? ¿Temes engordar? ¿Cómo es tu relación con la comida? Y así sucesivamente.
Lo que decimos de los demás dice más de nosotros que de ellos.
Pues lo mismo con lo que digan de ti.
–No te enfada, pero te molesta
Es normal que no nos guste oír una crítica sobre nuestro cuerpo.
Lo importante es que sepamos reconocerla como tal, pero que no nos llegue a enfadar.
Todos tenemos diferentes facetas de nuestra personalidad con la que lidiar.
Reconocer que nos “da coraje” poseer ese rasgo, nos permite ser más consciente para luego poder manejarlo.
-Vale, lo que tú digas
Haz una lista de todas las frases que te han dicho. ¿Creaste tú esos adjetivos para ti o te los han impuesto?
La próxima vez que alguien te haga una crítica sobre tu cuerpo, siempre puedes decirle “vale, lo que tú digas”, y no darle mayor importancia.
Frases para aceptar tu cuerpo: tus nuevos mantras
Por último, me gustaría dejarte con unas frases para aceptar tu cuerpo. Tómalas como tus nuevos mantras. Repítete cada día un mantra, con el que más te identifiques. Ese que al leerlo, te aporte comodidad, paz desasosiego.
- 1-No tengo que tener un cuerpo perfecto.
- 2-Yo soy mucho más que mi cuerpo.
- 3-Querer ser alguien más es malgastar la persona que soy.
- 4-El que mira afuera sueña, el que mira adentro despierta.
- 5-La opinión de otra persona sobre ti no tiene que convertirse en mi realidad.
- 6-La felicidad solo puede existir en la aceptación.
- 7-Me valoro; nadie más lo hará si no lo hago yo primero.
Espero, de corazón, que esta reflexión que he querido hacer aquí, te ayude a aceptar tu cuerpo, a quererte tal y como eres, a no dejarte influir por los comentarios de los demás.
Nos vemos en el próximo blog, en mis otras redes sociales o acompañándote en tu consulta en línea de psicología.
Estamos juntos en esto.
Un abrazo,
Jenifer